Eva Vega Cuesta, Laura Núñez Sánchez, Marta Teresa Gimeno Soler, Paula García Belenguer Cegoñino, Carlos Aisa Sancho
La ventilación de protección pulmonar es un enfoque fundamental en el manejo de pacientes críticos con enfermedades respiratorias graves, como el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Se busca minimizar el daño pulmonar inducido por la ventilación mecánica, como barotrauma, volutrauma y atelectrauma, mediante estrategias que incluyen volúmenes tidales bajos (4-6 ml/kg de peso ideal), presión positiva al final de la espiración (PEEP) ajustada y monitoreo constante de parámetros hemodinámicos y gasométricos.
Las maniobras de reclutamiento alveolar son herramientas complementarias diseñadas para abrir áreas colapsadas del pulmón, mejorando la oxigenación. Sin embargo, su aplicación requiere vigilancia estricta para evitar complicaciones como barotrauma.
El documento aborda también dos complicaciones importantes de la ventilación mecánica: el daño pulmonar autoinfligido (SILI) y el daño pulmonar inducido por el ventilador (VILI). El SILI ocurre cuando los esfuerzos respiratorios del paciente no se sincronizan con el ventilador, causando sobrepresión y estrés pulmonar. Por otro lado, el VILI incluye daños como volutrauma, barotrauma y biotrauma, asociados a volúmenes y presiones excesivas durante la ventilación.
El concepto de «mechanical power» destaca como un indicador clave del riesgo de daño pulmonar. Este representa la energía entregada a los pulmones por el ventilador y depende de variables como el volumen tidal, presión inspiratoria y PEEP. Optimizar el poder mecánico es esencial para prevenir complicaciones.
En conclusión, la ventilación de protección pulmonar, con un manejo personalizado y monitoreo adecuado, es vital para mejorar la supervivencia y reducir complicaciones en pacientes críticos con soporte ventilatorio. La colaboración multidisciplinaria y la formación continua del equipo médico son esenciales para su éxito.
Lung protective ventilation is a fundamental approach in the management of critically ill patients with severe respiratory diseases, such as acute respiratory distress syndrome (ARDS). It seeks to minimize lung damage induced by mechanical ventilation, such as barotrauma, volutrauma and atelectrauma, through strategies that include low tidal volumes (4-6 ml/kg of ideal weight), adjusted positive end-expiratory pressure (PEEP) and constant monitoring of hemodynamic and blood gas parameters.
Alveolar recruitment maneuvers are complementary tools designed to open collapsed areas of the lung, improving oxygenation. However, their application requires strict monitoring to avoid complications such as barotrauma.
The document also addresses two important complications of mechanical ventilation: self-inflicted lung injury (SILI) and ventilator-induced lung injury (VILI). SILI occurs when the patient’s respiratory efforts are not synchronized with the ventilator, causing overpressure and lung stress. On the other hand, VILI includes damage such as volutrauma, barotrauma and biotrauma, associated with excessive volumes and pressures during ventilation.
The concept of «mechanical power» stands out as a key indicator of the risk of lung damage. It represents the energy delivered to the lungs by the ventilator and depends on variables such as tidal volume, inspiratory pressure and PEEP. Optimizing mechanical power is essential to prevent complications.
In conclusion, lung-protective ventilation, with personalized management and adequate monitoring, is vital to improve survival and reduce complications in critically ill patients on ventilatory support. Multidisciplinary collaboration and ongoing training of the medical team are essential for its success.