Paula Cebolla Gil, Cristina Hernández Tejedor, Paula Refusta Ainaga, David Galera Cervello, Alberto José Bríngola Moñux, Ana Pilar Huertas Harguindey
Introducción: La incidencia de parto mediante cesárea como antecedente personal en pacientes gestantes es cada vez más frecuente. La rotura uterina es una complicación grave que pone en peligro la vida de madre y feto, y que precisa de asistencia especializada urgente. Se trata de una complicación más frecuente en pacientes con cicatriz uterina previa.
Caso clínico: Presentamos el caso de una paciente con antecedente de cesárea transversa en semana 24, gestante actualmente de 36 +4 semanas que presentó dolor abdominal brusco y registro fetal no tranquilizador. Se decidió actuar realizando una cesárea urgente, objetivando la rotura completa de la cicatriz uterina previa, localizada en el cuerpo uterino. Se realizó una histerotomía segmentaria transversa por la que se extrajo al feto y, posteriormente, se suturaron tanto la histerotomía como la rotura. El recién nacido obtuvo una puntuación de Apgar de 5/9/10 y un pH de cordón arterial 6,97 con acidosis mixta, aunque tras 1 hora de observación entró en rango de normalidad y neurológicamente evolucionó favorablemente. La paciente tuvo una pérdida hemática inferior a 1000 ml dado que la rotura no afectó a grandes vasos ni lesionó estructuras vecinas.
Discusión: La rotura uterina espontánea sin trabajo de parto es un evento poco frecuente. Los factores de riesgo más frecuentes no son los únicos que se deben tener en cuenta, siendo la edad gestacional de la anterior cesárea un factor al que no se da la importancia que merece. Las cesáreas en gestaciones menores de 28 semanas pueden comportarse a nivel funcional como una cesárea corporal realizada a término.
Conclusión: Los factores de riesgo menores, en concreto la edad gestacional de realización de una cesárea, deben ser tenidos en cuenta para establecer una sospecha diagnóstica y actuación terapéutica rápida, dada la elevada morbimortalidad asociada.
Introduction: The incidence of cesarean delivery as a personal medical history in pregnant patients is increasingly frequent. Uterine rupture is a severe complication that threatens the life of both the mother and the fetus, requiring urgent specialized care. In patients with a previous uterine scar, the risk of uterine rupture is augmented.
Clinical case: We present the case of a patient with a history of transverse cesarean at 24 weeks, currently 36 + 4 weeks pregnant, who presented with sudden abdominal pain and an unsettling fetal heart rate. An urgent cesarean was performed, revealing a complete rupture of the previous uterine scar located in the body of the uterus. A transverse segmental hysterotomy was performed to extract the fetus, and both the hysterotomy and the rupture were subsequently sutured. The newborn had an Apgar score of 5/9/10 and an arterial cord pH 6.97 with mixed acidosis. However, after one hour of observation, the newborn returned to normal range and neurologically evolved favorably. The patient had a blood loss of less than 1000 ml as the rupture did not affect large vessels or damage neighboring structures.
Discussion: Spontaneous uterine rupture without labor is an uncommon event. The most frequent risk factors are not the only ones to consider. The gestational age of the previous cesarean is a factor that is often overlooked. Uterine scars performed under 28 weeks can behave as corporal term cesarean delivery or uterine scars in a non gravid uterus. Therefore, the risk of spontaneous uterine rupture isn’t negligible.
Conclusion: Minor risk factors, particularly the gestational age at the time of a cesarean, should be taken into account to establish a diagnostic suspicion and prompt therapeutic action due to the high morbidity and mortality associated with this condition.