En los últimos años, se han registrado aproximadamente 6,500 personas atendidas en Urgencias por quemaduras anualmente, de las cuales 1,300 han requerido hospitalización y 60 han fallecido. Las quemaduras pueden ocurrir por diversos mecanismos, como radiación, contacto con superficies calientes, productos químicos, electricidad, llamas, accidentes vehiculares y escaldaduras. Estas quemaduras varían en gravedad según su profundidad y extensión, desde quemaduras de primer grado que son superficiales, hasta quemaduras de tercer grado que afectan tejidos más profundos y requieren intervención quirúrgica.
La clasificación de la gravedad de las quemaduras también incluye la evaluación de la superficie corporal afectada, utilizando la «Regla de los 9 de Wallace» en adultos y la «Tabla de Lund y Browder» en niños. Las quemaduras graves, aquellas que afectan más del 20% de la superficie corporal, o ciertas zonas críticas como la cara, manos, o pies, requieren atención en Unidades Especializadas de Quemados.
El tratamiento de las quemaduras incluye desbridamiento temprano dentro de las primeras 48-72 horas, lo que reduce el riesgo de infecciones y hospitalización prolongada. El uso de desbridamiento enzimático, especialmente en quemaduras profundas, es preferido por sus beneficios en la epitelización y menor daño a tejidos sanos, aunque puede tener desventajas como el retraso en la cicatrización. La intervención quirúrgica también es necesaria en casos graves, implicando escarotomía o cirugía de escisión y cobertura, dependiendo de la extensión y ubicación de las lesiones. Las quemaduras también tienen un impacto multisistémico, afectando la función hemodinámica, respiratoria, musculoesquelética, renal, gastrointestinal, y endocrino-metabólica del paciente, lo que complica aún más su manejo clínico.
In recent years, approximately 6,500 people have been treated in the emergency department for burns annually, of whom 1,300 have required hospitalisation and 60 have died. Burns can occur by various mechanisms, such as radiation, contact with hot surfaces, chemicals, electricity, flames, vehicular accidents and scalds. These burns vary in severity according to their depth and extent, from first-degree burns that are superficial to third-degree burns that affect deeper tissues and require surgical intervention.
Classification of burn severity also includes assessment of the body surface area affected, using the ‘Wallace’s Rule of 9’ in adults and the ‘Lund and Browder Table’ in children. Severe burns, those affecting more than 20% of the body surface, or certain critical areas such as the face, hands, or feet, require care in specialised burn units.
Treatment of burns includes early debridement within the first 48-72 hours, which reduces the risk of infection and prolonged hospitalisation. The use of enzymatic debridement, especially in deep burns, is preferred for its benefits in epithelialisation and less damage to healthy tissue, although it may have disadvantages such as delayed healing. Surgical intervention is also necessary in severe cases, involving escharotomy or excision and coverage surgery, depending on the extent and location of the lesions. Burns also have a multisystemic impact, affecting the patient’s haemodynamic, respiratory, musculoskeletal, renal, gastrointestinal, and endocrine-metabolic function, which further complicates their clinical management.