Laura Maria Agud Sanz, Jorge Sánchez Melús, Victor Pé De La Riva, José Miguel Elvira Aranda, Juan Andrés Passarino Iglesias
Una quemadura es una lesión aguda de la piel u otro tejido orgánico causado por un cambio brusco de la temperatura o por la exposición a otros medios, como radiación, radiactividad, electricidad, fricción o contacto con sustancias químicas, que concluye con la lesión total o parcial de las células1.
El Paciente Gran Quemado (PGQ) es aquel que presenta quemaduras, que por su etiología, localización, profundidad o extensión requieren el ingreso en unidades especializadas para su tratamiento, prevención de complicaciones y rehabilitación. La fisiopatología sistémica de las quemaduras se debe a la liberación de citoquinas y otros mediadores de la respuesta inflamatoria sistémica que afectan de manera generalizada a los distintos órganos y pueden llevar al paciente a un shock hipovolémico y fallo multiorgánico, en los casos más graves2.
El tratamiento debe estar orientado a la estabilización inicial, con un adecuado soporte ventilatorio, reanimación hídrica, estabilización cardiovascular, control del dolor y manejo local de las heridas. La finalidad del tratamiento inicial es mantener la perfusión, prevenir el choque, el fallo multiorgánico y evitar, así, la morbimortalidad asociada a la sobrerreanimación, el síndrome compartimental abdominal, la rabdomiólisis, la lesión renal aguda y las infecciones1.
Las complicaciones del paciente quemado que conlleva mayor mortalidad son las respiratorias, con el desarrollo de un síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) y las renales. La eficacia de la cadena inicial de atención al paciente quemado es esencial para mejorar el pronóstico3.
A burn is an acute injury to the skin or other organic tissue caused by a sudden change in temperature or by exposure to other media, such as radiation, radioactivity, electricity, friction, or contact with chemicals, resulting in total or total injury. partial of the cells1.
The Largely Burned Patient (PGQ) is one who presents burns, which due to their etiology, location, depth or extension require admission to specialized units for treatment, prevention of complications and rehabilitation. The systemic pathophysiology of burns is due to the release of cytokines and other mediators of the systemic inflammatory response that generally affect the different organs and can lead the patient to hypovolemic shock and multi-organ failure, in the most severe cases2.
Treatment should be aimed at initial stabilization, with adequate ventilatory support, fluid resuscitation, cardiovascular stabilization, pain control and local wound management. The purpose of initial treatment is to maintain perfusion, prevent shock, multi-organ failure, and thus avoid morbidity and mortality associated with over-resuscitation, abdominal compartment syndrome, rhabdomyolysis, acute kidney injury, and infections1.
The complications of the burn patient that lead to higher mortality are respiratory complications, with the development of acute respiratory distress syndrome (ARDS) and kidney complications. The effectiveness of the initial chain of care for burn patients is essential to improve prognosis3.