Jorge Salas Braconi
Introducción: El impacto generado en un paciente laboralmente activo que sufre una fractura inestable de la columna toracolumbar (TL) se asocia con el riesgo de quedar con alguna discapacidad. El objetivo de la presente comunicación es establecer la capacidad laboral de los pacientes luego de sufrir una fractura inestable de columna TL, mediante la determinación de los factores predictivos, el análisis del porcentaje de pacientes que se reintegran a la actividad laboral y el nivel de exigencia al que regresan.
Materiales y métodos: Se evaluaron 58 pacientes con fracturas inestables de la columna toracolumbar y lumbar tratadas con cirugía entre julio de 1996 y agosto de 2005 en dos centros médicos privados y en el Hospital Santojanni. Se categorizaron con la clasificación de Magerl y Aebi, la escala de Frankel y la escala de trabajo de Dennis.
Resultados: Se trataron 5 mujeres y 53 varones. La edad en el momento de la cirugía osciló entre 19 y 72 años, con una media de 36 años. El seguimiento fue, en promedio, de 12 meses, con un máximo de 36 y un mínimo de 8 meses. Las fracturas fueron clasificadas en tipo A, 45 casos (75,86%); tipo B, 6 casos (10,34%); y tipo C, 8 casos (13,7%). El total de lesiones neurológicas iniciales correspondió al 15,5% (9 casos). Luego de la cirugía y su recuperación el porcentaje de lesiones permanentes fue 8,62 (5 casos). Se detectaron 8 lesiones durales. Los niveles de las lesiones correspondieron en 26 casos (44,82%) a LI; en 15, a LII (25,86%); en uno, a LIII (1,72%); en dos, a LIV (3,44%) y en 14, a TXII (24,13%).
Discusión: Los esfuerzos en el momento del alta para reincorporar al paciente se realizan desde diversas posiciones. En este aspecto cabe destacar que la función en el terreno es de gran importancia, con entrevistas al paciente y al empleador. Evaluar los resultados considerando los porcentajes de consolidación es hoy en nuestro medio sólo un aspecto. Esto se explica por la mayor oferta laboral y el carácter prescindible de los trabajadores, pero, además, por los conflictos de intereses que surgen en el momento de las indemnizaciones.
Conclusiones: El porcentaje de reinserción laboral es del 89%. El 29% retorna a la misma actividad; regresa a una actividad de tareas pesadas el 5,17%; debe cambiar de actividad el 60,34% y no regresa al trabajo el 10,34%. Los pacientes que han tenido mayor limitación en el momento de reincorporarse a la actividad fueron aquellos que sufrieron lesiones neurológicas completas o incompletas.
Hemos observado que los casos de peor pronóstico corresponden a los pacientes sin capacitación previa, mayores de 50/55 años y con lesiones neurológicas.
Introduction: The impact caused on an active-worker patient who has suffered an unstable fracture of the thoracolumbar column is associated with a potential risk of disability. The objective of this presentation is to establish the working capacity of patients after suffering an unstable fracture of the TL column, by determining predictive factors and analyzing the percentage of patients who can return to work as well as the level of strain at which they resume their job.
Methods: 58 patients with surgically treated unstable thoracolumbar and lumbar fractures were examined between July 1996 and August 2005 at two private medical center and Hospital Santojanni. They were categorized by Magerl and Aebi's classification and Frankel’s scale and Dennis’ working scale. Results: Five females and 53 males were treated. Their age at surgery ranged from 19 to 72 years with a mean age of 36. On average, the follow-up lasted for 12 months with a maximum of 36 and a minimum of 8 months. Fractures were classified into Type A, 45 cases (75.86%); Type B, 6 (10.34%); Tipo C, 8 (13.7%). All of the initial neurological injuries accounted for 15.5% (9 cases). After surgery and recovery, the percentage of permanent injuries was 8.62% (5 cases). Eight dural injuries were detected. The injury levels corresponded, in 26 cases (44.82%), to LI; 15 to LII (25.86%); one case to LIII (1.72%); 2 cases to LIV (3.44%) and 14 cases to TXII (24.13%).
Discussion: The efforts upon discharge in order to reinstate the patient are made from different positions. In this respect, we should note that the field performance is of utmost importance when interviewing both the patient and the employer. Today, to assess the results by considering consolidation percentages is in our environment only one aspect to be taken into account, which is due not only to a higher manpower supply and an easier redundancy of workers but also to the conflicts of interests arising upon settling compensations.
Conclusions: The percentage of job reinstatement is 89%; 29% resumes the same job; 5.17% of patients return to heavy-task work; 60.34% must change their jobs and 10.34% cannot return to work. The patients who have proved more restricted when reinstated in their jobs were those with complete or incomplete neurological injuries. We have seen that the cases with the poorest prognoses are those of patients over 50/55 with neurological injuries and no previous training.