En las últimas décadas, la comprensión del virus de la hepatitis B (VHB) ha evolucionado significativamente, especialmente en relación con su papel como carcinógeno en el cáncer de hígado. Identificado inicialmente en la década de 1960 a través del descubrimiento del antígeno Australia en pacientes con hemofilia, la relación del VHB con las enfermedades hepáticas ha sido objeto de extensas investigaciones (1,2).