Francisco José Tinahones Madueño
Los estudios que relacionan de la microbiota intestinal como posible factor que influya en la salud de los humanos ha tenido un boom a inicios de este siglo y sigue manteniéndose un crecimiento exponencial en las publicaciones con este tópico.
La microbiota se ha relacionado prácticamente con todas la enfermedades más prevalentes: enfermedades metabólicas, autoinmunes, cáncer y, por supuesto, enfermedades mentales.
Una de las teorías que sustenta esta relación causal entre el aumento de las enfermedades contemporáneas y la microbiota, es precisamente los importantes cambios que ha sufrido nuestra microbiota en las últimas décadas por el cambio radical en nuestro estilo de vida y el uso de fármacos.
Hay muchos datos en modelos animales que ligan la microbiota con la neurocognición, también en series de pacientes se han relacionado algunos perfiles microbianos con enfermedades como la depresión y la enfermedad de Alzheimer. Existe algunos datos de ensayos clínicos en humanos con probióticos o simbióticos que encuentran mejoría en los cuestionarios de depresión y otras patologías, estos hallazgos han sido confirmados por algunos metaanálisis. A pesar de esto, todavía estamos muy lejos de introducir la manipulación de la microbiota en el manejo o prevención de las enfermedades mentales en las guías de práctica clínica, ya que el efecto en la mayoría de los ensayos, aunque provoca diferencias significativas, es de dudoso valor clínico.