La restricción calórica, que implica una reducción en la ingesta de calorías mientras se mantiene una nutrición adecuada, ha sido ampliamente estudiada tanto en contextos preclínicos como clínicos por su potencial impacto en la prevención y el manejo del cáncer. Esta revisión resume la evidencia actual disponible, destacando los mecanismos propuestos, los resultados de estudios preclínicos y clínicos, y las consideraciones futuras para la investigación.
En estudios preclínicos, principalmente realizados en modelos animales, la restricción calórica ha demostrado una capacidad notable para retrasar la iniciación y progresión del cáncer. Los mecanismos subyacentes incluyen la reducción de niveles de factores de crecimiento como la insulina y el factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-1), la modulación de vías de señalización relacionadas con el metabolismo y el crecimiento celular (como mTOR y AMPK), la mejora del estrés oxidativo (la restricción calórica mejora la eficiencia metabólica y reduce la producción de especies reactivas de oxígeno, las cuales pueden dañar el ADN y promover la carcinogénesis), y el aumento de la reparación del ADN.
Otros mecanismos que se han estudiado son la reducción de la inflamación sistémica (que está vinculada al desarrollo y progresión del cáncer), y la inducción de autofagia (un proceso que elimina células dañadas y componentes celulares, potencialmente previniendo la transformación maligna).
Estos efectos combinados pueden contribuir a un ambiente menos propicio para el desarrollo y crecimiento de células cancerosas. A nivel terapéutico, se ha comprobado en parte la sinergia con distintos tratamientos oncológicos, pero, no menos interesante, la mitigación de la toxicidad en tejido sano, puesto que la restricción ejerce un efecto dual y diferenciado, manteniendo o incluso potenciando la replicación en tejido tumoral, pero haciendo entrar al tejido sano en un modo “quiescente” en el que se potencia la reparación.
En humanos, la investigación clínica sobre la restricción calórica y el cáncer está en etapas más tempranas en comparación con la investigación preclínica. Los estudios observacionales han sugerido que la restricción calórica puede estar asociada con una menor incidencia de ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, los ensayos clínicos han proporcionado resultados mixtos, en parte debido a la variabilidad en la adherencia a los regímenes de restricción calórica y las diferencias en el diseño de los estudios.
Algunos ensayos controlados han encontrado que la restricción calórica puede mejorar biomarcadores asociados con el riesgo de cáncer, como reducciones en la inflamación, mejoras en la sensibilidad a la insulina, y cambios en la composición de hormonas y factores de crecimiento que promueven el cáncer. Aunque estos resultados son prometedores, aún no se ha demostrado definitivamente que la restricción calórica reduzca la incidencia o mortalidad por cáncer en humanos. En humanos, ha ganado gran popularidad la “dieta similar al ayuno”, consistente en una restricción muy alta de las calorías durante 5 días de cada 28. No obstante, existen diversas maneras de lograr los mismos efectos, no todas igual de prácticas.
Sin embargo, aparte de ser necesario generar evidencia clínica más robusta, un problema fundamental es la falta de personalización. Con las terapias metabólicas, se está cometiendo el mismo error que durante el desarrollo de los primeros fármacos oncológicos: la ausencia de personalización. Múltiples factores pueden explicar que unas intervenciones nutricionales tengan efecto en algunos pacientes y no en otros. El nivel de personalización debe de mejorar y tener en cuenta todos estos factores. Todo ello, aclarando que nos referimos a la nutrición como herramienta para tratar el cáncer explotando sus debilidades metabólicas, y no a aspectos tangenciales de la nutrición oncológica.
La investigación futura debe enfocarse en identificar las poblaciones que más pueden beneficiarse de la restricción calórica, determinar la magnitud y duración óptimas de la restricción para efectos anticancerígenos, y comprender mejor los mecanismos subyacentes. También es crucial considerar los posibles riesgos y desafíos asociados con la restricción calórica, especialmente en pacientes con cáncer, donde la nutrición adecuada es vital para el soporte durante el tratamiento.