Daniel Escaño Martín
El deporte ligado al rendimiento está cobrando gran popularidad. Ya no solo se busca realizar actividad física para mejorar la salud. Se busca aumentar el rendimiento, batir marcas, competir como vía de autorrealización personal y prestigio social.
Esto está provocando que crezca la demanda de servicios como la nutrición deportiva especializada o el entrenamiento reglado. Por ello, la nutrición deportiva no solo es un nuevo campo en auge si no un área básica real. La demanda y posibilidad de oferta no puede empañar el ejercicio de la profesión. El Dietista-Nutricionista especializado en deporte que quiera tener éxito, ha de poseer una serie de aptitudes:
• Una adecuada formación reglada, seria y ligada a la disciplina deportiva sobre la que trabaje.
• Aislarse del juego de ofrecer servicios basados en modas o generar necesidades incoherentes.
• Velar por el principio deontológico que rige cualquier actuación del profesional sanitario: cuidar la salud del paciente, por encima de todo.
• Y cubiertos estos tres aspectos básicos, conocer que existen necesidades que contemplan:
• Individualidad absoluta. No solo fisiológica si no circunstanciales del deportista (horarios, hábitos, costumbres, sexo…).
• Asumir la complejidad de la fisiología para no centrarse solo en un sistema músculo esquelético aislado.
• Asumir que aún nos encontramos a las puertas del conocimiento y aplicar con humildad aquellas estrategias nutricionales establecidas, manejando con cautela las recientes.
Trabajar mano a mano con el deportista, quien tendrá la última palabra a cerca de lo que hacer o no con su alimentación.
Utilizar la Educación Nutricional como herramienta básica.
• Comprender que, sin el mejor estado de salud global, basado en un trabajo diario a largo plazo, el rendimiento deportivo se verá penalizado.